Página:La guerra gaucha.djvu/246

Esta página ha sido corregida
247
ARTILLERÍA

yor desgracia, engañándolos el día anterior una contramarcha del enemigo, cargaron con piedras el cañoncito y éste reventó.

La carroñada restante, que carecía de cureña, asentábase sobre una barricada de troncos, amarrada por los muñones á un tala y servida por el jefe de la plaza en persona. De aquel mismo árbol, los artilleros, carecidos de tabacos, cosechaban la hojarasca, prendiéndola en ahilados cigarrillos.

Demostraban todos una clara despreocupación, charlando algunos á la sombra del ramaje que apacentaba como en perfecta soledad tórtolas y jilgueros; historiaban otros las peripecias de la pasada invasión, cuando desde esa atalaya familiar desafiaban la muerte escudriñando los movimientos del enemigo; ó los primeros días de la patria y sus angustias, cuando el realista pisaba el ejido disputado; así como el delirante regocijo, cuando á los ojos del vigía roseaban bajo la polvareda, como un monte de durazneros, las casacas y morriones carmesíes del Escuadrón de Salteños...

Poco más allá, una pareja desguazaba dos maderos para entrampar con un torniquete la entrada de la fortificación.

Dos muchachos ejercitábanse en la flecha, una china cebaba mate algo más lejos. Sólo compri-