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LA GUERRA GAUCHA
sel de nubes. Un pincelazo de sol abríalas en ese instante como una aspillera de Paraíso, á la catarata de arcángeles que iba a aventar, sin duda, sobre el sacrilegio su prorrupción de trompetas. Y en la mancha del sol que alumbra á la imagen, sus devotas la desconocieron. Lacerada por milagrosa transfixión, la virgen había palidecido.