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DESPEDIDA
Borneándose sobre su caballo cayó á la cancha el viejito.
Desde que los chapetones ocuparon a Jujuy, se encariñó con ellos. Vuelta á vuelta prodigaba consuelos á los descorazonados, recetas á los enfermos, un informe al oficial de servicio y risueñas bellaquerías á todos. Cuando al aproximarse el ejército los vencidos emigraron á Salta, él, un tanto por sus achaques y otro por afición al rey, se quedó en su choza suburbana, arrumbado como un cachivache. Un día sí, otro no, se arromadizaba horriblemente, exagerando un poco, tal vez, su caducidad; pero insistiendo tanto en ello, que no resistían creerle. En caso de duda, descubríase silencioso; y ante sus canas enmudecía toda objeción.
Montaba a caballo doliéndose con desafinados