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LA GRUTA DEL SILENCIO

 
La tarde va tejiendo su amoratado velo,
El lago en su mutismo verdi-glauco se encierra...
Ah! seguir bajo el palio azul de un cielo tan cielo
Sobre la alfombra seca de una tierra tan tierra.

I seguir andando, andando, andando hasta
Que un «Angelus» nos diga que hai una aldea
Para dormir el tedio de la llanura vasta
I recobrar la fuerza que ya flaquea.
 
La aldea marca el desbande de los caminos
Por donde ha de cruzar la caravana en marcha,
Arrastrando su pena sin luna i sin trinos
Con el alma i el cuerpo blancos de escarcha.
 
Ah! los cardos pisados que se quedan muriendo
Ah! las novias en flor que esperan todavía
Que nos vieron pasar hácia la Ausencia sonriendo
I en las noches desatan su melancolía.
 
Ah! las madres que sienten tan hondo vacío
Como si les faltara algo de sus entrañas,
Que rumian su pena, que mascan su frío,
Que se ponen llorosas, que se vuelven hurañas.