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LA ESTAFETA ROMÁNTICA

escribid el artículo de ultratumba: Del ce- menterio à la fonda! Concluido el comistra- je, le llevó Bravo a nuestro café del Prínci- pe, donde hizo amistad con Ventura, Hart- zenbusch, Bretón y García Gutiérrez, y de allí cargaron con él á casa de Donoso Cor- tés, do se hallaban Pastor Díaz y Pacheco, los cuales, después de hacerle desembuchar estrofas, ofreciéronle una plaza en El Por- venir con treinta duros de sueldo. Su obli- gación era llenar de poesia dos ó tres colum- nas todos los domingos y fiestas de guardar, y traducir novelas para el folletín. Tanta fe- licidad le tenía embobado, y también á mí, que con sus triunfos gozaba lo que no pue- des-figurarte Era el hombre del día. La suerte iba en su busca con el laurel en una mano y treinta duros en la otra. Tan desu- sado y peregrino nos pareció esto, que resol- vimos celebrarlo con toda pompa, dedican- do á la Providencia una solemne fiesta eucha- ristica o de acción de gracias, la cual debía de consistir en alegres festines y en gozar de cuanto Dios crió. Yo bailaba vistiendome, y Zorrilla se tomó mi chocolate. Sentía él no disponer ya de los primeros seiscientos rea- les de El Porvenir; pero como yo poseía al- gunos, resolvimos consagrarlos á las indi- cadas expansiones eucharisticas, en las dora- das puertas de la inmortalidad que para mi amigo se abrían. Embolsado el dinero, nos echamos á la calle, creyendo que el Mundo y la Naturaleza se engalanaban en nuestro ob- sequio; que los transeuntes bailaban ó debían