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LA ESTAFETA ROMÁNTICA

nete de las estampas y cornucopiàs, en casa ..de tu tía Leonor, me confiaste tu secreto... Pues se me olvidaba lo principal: al de- cirme cómo estás de relaciones con Juana Teresa, añadirás si sabe lo que yo sé. ¡Pues apenas tiene importancia...! No más por hoy. Juan Antonio te besa las manos; Fernando y mis hijos el rostro, y te lo llenan de babas. No te olvida tu amante amiga,-Valvanera.

X

De D. Fernando á Doña Aura.

Ni sé dónde estás, ni si conservas memo- ria de mí. Avivando tus recuerdos; volvien- do con insistencia y fe tus miradas á lo pasado, quizás logres, hermosa Aura, reco- nocer al que ésta te escribe. No te asustes creyendo que recibes carta de un muerto. Vivo estoy, aunque no tanto como pare- ce. Vivo estaba cuando llegué á Bilbao y llamé á la puerta de tu casa, y una mujer de aspecto desapacible me dijo que tú no vi- vías ya para mí.

Menos tiempo del que suele durar la me- mcria de un muerto, duró en tí la memoria de un vivo que te amaba, y á quien juraste fidelidad eterna, entendiendo por eternidad el espacio de un sueño, ó la duración de nues- tras alegrías más fugaces.

Dime que estamos soñando, que dormimos