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LA ESTAFETA ROMÁNTICA

te, mientras dormimos, absoluto menospre- cio, por disparatadas ó ridículas que al des- pertar nos parezcan. Ejemplos mil hallare- mos del misterioso sentido con que suelen estos delirios anunciarnos sucesos felices ó desgraciados de la vida real, y vas á verlo, mi buen Mentor, en lo que hoy te escribo. Pon mucha atención en esto, y no te rías. La idolopeya del satírico ventura fué come un vaticinio simbólico de otra visita que hoy tuve, no de fingida, sino de real persona; no de espectro hablador, sino de individuo ca- llado. En el mismo bosquete donde me paseo meditabundo, se me apareció, serían las tres de la tarde, un personaje llamado Churi, á quien no vacilo en colocar entre las figuras poemáticas de segundo orden, comunmente enviadas por las deidades que rigen los des- tinos de los héroes para comunicarles reve- laciones ó mensajes. Veo tu asombro, motiva- do por el desconocimiento de tal figura, y sa tisfago tu curiosidad diciéndote que Churi es un sordo que habla. Aquí tienes la pri- mera relación entre el sueño y la realidad, pues recordarás que Larra me dijo: «heme quedado enteramente sordo.» Churi, primo carnal del ladrón de mi ventura, fué quien me anunció, camino de Bilbao, con signos ...expresivos y enigmáticas escrituras, la trai- ción que se me preparaba. En aquellos días, y no hace mucho, cuando se me apareció en Balmaseda saliendo de entre las matas de un monte, cuyo pie baña el poético Cada- gua, ví en él una figura mitológica, de las