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B. PÉREZ GALDÓS

paces, en la guerra me encontrará, y ya. } verá quién es Zoilo Arratia. Dispensenme los señores, y manden lo que gusten á su servi- dor.» Se fué á la posada, donde le aguarda- ban otros dos del mismo pelaje, que en su compañía vinieron y siguen. Al mediodía supimos que, después de dar un pienso y corto descanso á sus caballos, trotaban hacia. Miranda. ¡Qué mal hice en indicar la vuelta de Burgos, sin acordarme de que forzosa- mente la tomarán por Miranda de Ebro! No me perdono esta torpeza mía.

En fin, mi Sr. D. Pedro, ello podrá ser un hecho insignificante, sin malas conse- cuencias; pero nos hallamos inquietos, y hemos acordado avisar á usted para que esté con cuidado, y evite, si es posible, el encuentro con ese maldito bilbaino, cuya presencia inesperada viene á turbar mi go- zo por el buen giro que tomaban los asun- tos de Pilar y Fernando. Puesto el caso en su conocimiento, nos tranquilizamos, en la seguridad de que sabrá usted evitar nuevos disgustos. Quedamos pidiendo á Dios que les guíe, y que á todos nos dé la paz que merecemos. De usted atenta servidora y amiga-Valvanera.