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LA ESTAFETA ROMÁNTICA

brar Presidente del Consejo de Ministros , poniéndole de compinches al indispensable I D . Pío Pita Pizarro , á Bardají , Vadillo , Sal vato y General San Miguel. El aura popular del de Luchana , su autoridad ante el ejér cito , y el grande amor que le tienen jefes y tropa , devuelven a la Reina la confianza perdida desde la sargentada . Ya no cree su Causa en peligro , ya respira , se crece , se sacude el miedo ; ya se atreve a mirar cara á cara al obcecado Pretendiente . Y restable cidas en su travieso carácter ambas herma nas , dan por nulos y sin ningún valor los tratos para reconciliar los dos brazos de la familia , y adiós soberanía de D . Carlos , adiós casamiento , adiós ilusiones del abso lutismo , adiós paz del Reino . . . Sabedoras las napolitanas de que el figurón anda con sus tropas por Vallecas , desde Palacio diri gen hacia alla sonrisas de burla y desdén , y una de ellas da á San Miguel la orden de que sea trasladado al centro el general que mandaba en las líneas de Atocha , pretextan do que por tenerle en gran aprecio se le quería apartar del punto de más peligro . El tal (me callo su nombre ) estaba en el ajo : su misión , de prevalecer el convenio , era fran - . quear la entrada a la facción , y su recom pensa ser nombrado Ministro de la Guerra por el Rey absolutísimo .

Se me ocurre presentarte aquí un lindo ejemplar de sombras chinescas . Imagine mos , caro Fernando , un blanco muro , que es el fondo de la historia patria . Sobre él apa