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B. PÉREZ GALDÓS

triunfautes , y se vanaglcrían de haber des truído la obra de sus subordinados , el audaz Alejandro y el astuto Higinio . La buena 10 gica pide que la revolución de sargentos sea enmendada por oficiales , y la de estos por generales , hasta que las hagan los mismisi mos Reyes , sublevándose contra su propia majestad y prerrogativas . Henos aqui , mi i buen Fernando , en presencia del fenómeno histórico que singulariza á la España de nuestros días ; y perdona que tome este toni . IJo cargante y este amanerado estilo de dis curso para señalarte el dicho fenómeno . Tan . tas frases sonoras y campanudas se me ocu rren para maldecir esta endiablada máquina de las sublevaciones militares , que prefiero no transcribir ninguna , seguro de que otras voces y plumas lo expresarán más campa nuda y gravemente que yo en el curso infini to de nuestras políticas trapisondas . Es un hecho , es un vicio de la sangre , del cual participamos todos , y con él hemos de vivir hasta que Dios quiera curarnos . Yo no he de verlo , y se me figura que tú tampoco lo verás .

Dicho esto , voy á la miga del cuento , y aquí recobro mis mañas de vejete maleante , diciéndote que salen Doña Maria Cristina y Doña Luisa Carlota batiendo palmas de gozo . Dan por senecido el vergonzoso estado poli tico que instituyeron con brutal groseria Hi- ; ginio y Alejandro . El liberalismo y las lo gias cayeron . Su Majestad y Alteza han convencido á Espartero de que se deje nom