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LA ESTAFETA ROMÁNTICA

en Madrid sin disparar un tiro , por estar el pastel bien amasado y dispuesto para comer . lo por mitad . Lo creían como el Evangelio , y no anhelaban más que llegar a la Villa y Corte para ocupar cada cual su blando pues to en las Secretarias y Ministerios , ó en la Intendencia palatina . De este optimismo participaba el Rey , á quien los italianos que le rodeaban habían hecho creer que entraría pacíficamente , aca tado por tropa y pueblo , dirigiéndose á Pa lacio , donde reunida toda la Real familia , se daría solemne sanción legal al concierto dinástico . Mal defendido Madrid por escasa guarnición y por la Milicia Nacional , no ha bía que temer seria resistencia , en caso de que el masonismo la intentara . Se contaba con la connivencia de varios generales , in condicionalmente afectos á Palacio . Otros habían recibido instrucciones para hacerse los desentendidos . En las líneas del Este y del Sur , Puertas de Atocha y de Toledo , mandaban jefes de confianza . No había , pues , nada que temer . Madrid era del Rey , y Ma drid es la llave de España y sus Indias . Con tales ideas , los últimos días de marcha fue ron alegres , sin que turbaran el contento ba . tallas ni ningún militar compromiso . Pasado el Júcar , más acá de Alarcón , entramos en un camino triunfal. No me acuerdo del lu gar donde salió a recibir al Rey el escuadrón de Terpsicore , un grupo de muchachas muy lindas , con panderetas y canastillas de flo res , bailando y cantando . Las coplas no