Página:La estafeta romántica (1899).djvu/24

Esta página no ha sido corregida
20
B. PÉREZ GALDÓS

de las papeleras paquetes de cartas. Entre di- versos legajos que no contienen nada de in- terés, hallamos el archivo de Satanás: cartas. de enamoradas, de seducidas, de amigas confianzudas, de bribonas que se titulaban amigas. ¡Qué horror! Muchos de estos docu- mentos históricos están en francés. Propuse - quemarlo todo; pero Rodrigo defendió la con- servación del archivo con argumentos tan juiciosos, que logró convencerme. Dice que entre aquellos papeles los hay de gran inte- rés para los que coleccionan autógrafos, ó para los que allegan datos personales con que escribir la historia. Total: que en París ó Londres, y en Madrid mismo, hay quien paga en buena moneda las cartas de celebri- dades, ya sean de monsiures, ya de madama3 notadas por su belleza. ¡Sabe Dios lo que podrá valer el archivo del pobre D. Gastón, que además de lo que te digo, contiene es- quelas y aun largas epistolas de hombres que han dado mucho que hablar! ¡Figúrate que hay un billetito de convite firmado Bo- naparte! Del Vizconde de Chateaubriand ví algunos pliegos, y de una que llamaban Ma- dama Recamier, o cosa así, de Talleyrand, del Principe de... ea, no sé escribirlo... En fin, hasta de cardenales tenía cartas mi sue- gro; dos de ese Lamartine; tres de un cómi- co á quien llamaban Talma, y una de lord Vellinton.

Por último, la emprendimos con los li- bros, en grandísimo número, algunos muy buenos, superiores, de historia y letras pro-