Página:La estafeta romántica (1899).djvu/237

Esta página no ha sido corregida
233
LA ESTAFETA ROMÁNTICA

muy triste, Valvanera mía... A su tiempo ha- blaremos... También le mando la traducción francesa del Don Juan y del Giaour de Byron, y la Corina de la señora Stäel. De latinos recibirá bastante historia: Tito Livio y Sue- tonio, que son muy buenos, y no lo afirmo porque yo los haya leído; de españoles van Solís y Masdeu, acompañados de Quintana. Las Vidas me gustan, aunque son un poqui- to pesadas; pero no hay que hacer caso de mi juicio. Y para colmar la caja, he añadi- do todo el romanticismo que encuentro en los catálogos: dramas de acá y de allá, al- gunos que, sin leerlos, estimo de baja lite- ratura, por un cierto tufillo que se desprende de sus cubiertas; otros medianos, friotes, con rimbombancia de frase y pobreza de ideas... Pero, en fin, allá va todo. Son juguetes que pronto estarán rotos en manos del niño. Este Sr. Moya me promete enviar la caja maña- na mismo por un ordinario de confianza. ¡Si pudiera meterme en ella, como un mal dra- ma qué feliz sería yo! Mi felicidad me con- solaría de la pena de ser drama malo.

Martes.-Ayer me trajo Salamanca, que vino acompañado de un escribano y su acó- lito, un rimero de papeles que firmé. Esto y una carta de Cortina me aseguran que es un hecho la situación provisional de Fer- nando. Ya no puede decir nadie que sólo tie- ne de caballero la figura, la ilustración y los modales. Cuéntame qué impresión le causa esto; y si es grata, como supongo, me con- solaré de no haberlo hecho antes. Pienso yo $