Página:La estafeta romántica (1899).djvu/235

Esta página no ha sido corregida
231
LA ESTAFETA ROMÁNTICA

con parsimonia y régimen intachables; prac- ticando la caridad con medida; exacta en todo, fría en sus afectos, cuidadosa de suz pelucas y de sus huéspedes...

A propósito de huéspedes: ¿í quién cre rás que me encuentro aquí? A nuestro D. Juan Nicasio Gallego, que veranea en la quinta inmediata de Montecastro. Compite en cor- pulencia con mi tía Consolación, y la supe- ra indudablemente en ingenio y en ese des- ahogo frailuno que nos hace tanta gracia. Su conversación me ha distraído un tanto de mis amarguras: ya me notarás semejan- te á mí misma, aunque todavía no puedo re- conocerme todo lo yo que ordinariamente soy. Paso ratos agradables sentadita en el jardín en compañía de D. Juan Nicasio, que se ha dignado recitarme, con la entonación y compás clásicos, su oda á La influencia del entusiasmo en las bellas artes, que yo no recor- daba. Se muestra lastimado de que le ex- cluyeran de la dirección de Estudios, des- pués de haber hecho el plan de enseñanza general. La jubilación le duele como un cas- tigo injurioso, y habla pestes del régimen traído por la sargentada, y de la nueva Cons- titución, que, según él, dará ópimos frutos dentro de quinientos años... Si tuviera mi es- píritu sereno, á Fernando escribiría yo de mil cosillas referentes á gente de pluma, pues también andan por aquí Breton y Gil yZárate: Ventura Vega viene algunas tar- des à la Quinta de Vistabella. Todos me vi- sitan, y aunque procuro huir de la socie-