Página:La estafeta romántica (1899).djvu/229

Esta página no ha sido corregida
225
LA ESTAFETA ROMÁNTICA

necesario para que pueda incorporarse deco- rosamente á esa ambulante corte del llama- do Rey, que quizás lo sea pronto de verdad, por convenio entre las dos ramas borbóni- cas. Le hablo de Fernando, á quien profesa paternal cariño, diciendole que le albergo en mi casa desde principios de año, y añado al- gunas explicaciones de los motivos de este hospedaje, que entiendo han de ser para él una revelación. Le encargo que si á Madrid va, hable contigo de mi huésped, y con esto me parece que ayudo bastante á su penetra- ción y agudeza. Estoy bien segura de que á un hombre como mi Ď. Beltrán, de tanto co- nocimiento en cosas y aventuras pasadas, le bastarán las medias palabritas que le escri- bo para posesionarle de tu secreto. Cual- quiera que sea el resultado de esta crisis, cree que el saberlo mi padre no puede oca- sionarte ningún perjuicio, y sí ventajas gran- T des. Agasájale, sé sincera y cariñosa con él, y tendrás un excelente apoyo, un leal con- sejero y auxiliar.

Y punto final por hoy. Te anuncio el mi- lagro de que mis cinco hijos están buenos, sin ninguna molestia ni alifafe. Dios me les guarde así mucho tiempo. Fernando se ocu- pa en reanudar los ensayos del S. En buen hora sea. Adiós, querida: que tu carta pró- xima me traiga felices nuevas, el término de tus afanes, el alivio de tu conciencia, y vea yo sobre tu cabeza la bendición divina y la piedad humana. Concluyo recomendán- dote que mires á Felipe con respeto y cari-