Página:La estafeta romántica (1899).djvu/227

Esta página no ha sido corregida
223
LA ESTAFETA ROMÁNTICA

que ha de resolver este magno problema. El decidirá de tu vida futura, poniendo fin á tus sufrimientos, ó dándote otros en vez de los actuales. Si así fuere, acéptalo con re- signación recordando estas dulces palabras del Kempis: Tanto se acerca el hombre à Dios, cuanto se desvia de todo consuelo terreno. Y tanto más alto sube hacia Dios, cuanto más bajo desciende en sí y se tiene por más vil.

Quiero endulzar tus penas contándote cosas de acá, placenteras: teníamos á Fer- nando alicaído y triste; hoy está muy gozo- so Con la visita de su amigo D. Pedro, que se nos entró por las puertas ayer tarde, sin previo aviso. Figúrate la alegría del pobre Telémaco. En el tiempo que aquí lleva, nun… ca le he visto tan animado, tan expansivo y bien dispuesto. Juan Antonio y yo hemos re- cibido en palmitas al Sr. de Hillo y le aga- sajamos todo lo que se merece. En cuanto habla, se manifiesta el cariño que tiene á Fernando, y el afán de verle dichoso. Lás- tima que solo esté en nuestra compañía has- ta mañana, pues tiene que partir para Vito- ria, con no sé qué graves comisiones de su ministerio castrense. Creo que Fernando le acompañaría de buena gana; pero no nos re- solvemos á concederte autorización para este viaje. Tanto él como nosotros nos hacemos cargo de que en estas difíciles circunstan- cias, y en la expectativa de la gran crisis tuya, no debe alejarse. Podría ser necesaria en un momento dado su presencia aquí, tal vez en Madrid. Dice D. Pedro que volverá,