Página:La estafeta romántica (1899).djvu/213

Esta página no ha sido corregida
209
LA ESTAFETA ROMÁNTICA

descuartizará juntamente. No puedo más hoy. Desfallezco y parece que me acabo. Jueves.-El letrado ha decidido un nuevo aplazamiento, dándome para ello razones cuya sensatez reconozco. Verás: aun en el caso de que Felipe entre en razón y se pres- te á facilitarme la transmisión de parte de mis bienes á Fernando, ello ha de ser pe- noso y lento. Como he manifestado mil ve- ces la urgencia de construir (no encuen- tro otra palabra) la personalidad de Fernan- do, sacándole de esa denigrante situación de inclusero; como todo mi afán es rodearle de dignidad, levantar su espíritu, ponién- dole en posesión de los medios sociales que le corresponden, el gran jurisconsulto acu- de á esta necesidad por medio de un expe- diente ingenioso, que exige la colaboración de otra persona, y, por tanto, nueva violación del delicado secreto. No me importa. Mo- mentos he tenido estos días de verdadero de- lirio, en que me ha faltado poco para revelar todo á la primera persona que entre en mi casa. La necesidad de expansión y confiden- cia es hoy en mí casi orgánica. Me sorpren. do á ratos hablando como una cotorra, sin saber lo que digo; pero ello es algo como una lección aprendida, que me figuro ha de embelesar á los que me oyen.

No me hicieron temblar, antes bien cau- sáronme regocijo, estas palabras del buen sevillano: «Nadie como Salamanca podría prestar á usted este servicio. Respondo de su discreción y caballerosidad. Es necesario