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LA ESTAFETA ROMÁNTICA

pués de escribir al señor, como me encargó, tome un buen caballo, y sigo para La Guar- dia con las cartas y regalos que allí tengo que entregar á las que fueron mis señoras.

Mi primo Bonifacio, á quien debo el fa- vor de relatar en buena escritura lo que yo le iba diciendo, aprovecha esta ocasión para ofrecer al Sr. D. Fernando sus respetos y su inutilidad, como presbítero y primo del in- frascrito, y detrás de él echo yo todos los afectos del corazón de éste su fiel y humil- dísimo criado, que lo es-Sabas de San Pedro.

XXVI

De Pilar á Valvanera.

Madrid, Julio.

Amada mia: Dame la enhorabuena, dáme- la pronto por esta paz, por esta confianza que desde ayer entraron en mi alma, nove- dad grande para la pobrecita, pues tiempo há que no conocía más que zozobras, ansie- dad, terror y anhelos no satisfechos. Debo este grande alivio al mejor de los hombres y al más sabio de los jurisconsultos, Manuel Cortina, ante quien descorri ayer la que en cubría mis secretos, mostrándole mi vida toda, mi corazón, mi voluntad. No habría hecho tanto con mi confesor, pues á éste sólo se le muestra la falta, y en el caso presente, reuniéndose en una sola persona el sacerdo-