Página:La estafeta romántica (1899).djvu/168

Esta página no ha sido corregida
164
B. PÉREZ GALDÓS

ger la hebra casi invisible y tirar de ella. Claro es que algunas veces me equivoco, y no saco nada; pero otras ¡suelen venir á mis manos ovillos tan gordos!... Con que... ánda- te con cuidado conmigo, Valvanera, y no me busques el genio, que lo tengo muy ma- lo, quiero decir, sagaz, investigador, calcu- lista. Hame dado en la nariz... Y no más por hoy.

Pues dejando esto aparte, hazme el favor de decir á Pilar, en tu primera contestación á sus largas epístolas, que no la quiero mal; que me duelen nuestras discordias, moti- vadas por mil pequeñeces que no debieran enemistar á dos hijas de un mismo padre; que debemos perdonarnos recíprocamente nuestros agravíos y picardihuelas, y espe- rar la muerte tratándonos como hermanas.. Queda convidada á la boda de mi hijo con la niña de Castro, si, como creo, se realiza en el otoño proximo, y tendré una gran sa- tisfacción en alojarla en mi casa, siempre que venga sola, pues con Felipe no espero hacer nunca buenas migas... Y aquí pongo punto final, guardándome todavía no pocas cosillas y reconcomios que ya irán salien- do. Un abrazo mío muy apretado mando á Juan Antonio, á tus hijos muchos besos, y á tí todo el afecto de tu cariñosa hermana- Juana Teresa.