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LA ESTAFETA ROMÁNTICA

Con el cuidado de la niña no vivo, amiga del alma, y como nuestro asunto no nos traiga alguna sorpresa, no te escribiré ni mañana ni pasado. Pídele á Dios que no me quite à mi hija, y yo espantaré los dra- mas que vengan por acá... no te dé cuidado. Tu amantísima Valvanera.

XX

De Doña Juana Teresa, Marquesa de Sariñán, á la señora de Maltrana.

Cintruénigo, Junio.

Hermana y amiga: He tardado en contes- tarte, esperando á tener noticias claras, feha- cientes de tu padre, las cuales ayer llega- ron por un propio que nos envió nuestro buen amigo D. Blas de la Codoñera. Resulta que no sólo vive, sino que goza de envidiable sa- lud. Allá le tienes, en el campo de Cabrera, hecho un brazo de mar, agasajado por el ca. becilla, bien quisto de todos, desempeñando no sé qué papeles de consejero ó de asesor en negocios políticos. Es mucho D. Beltrán. No hay otro en el mundo de más suerte: allí donde matan, él vive y triunfa; allí donde reinan la desolación y la estrechez, él se las arregla para figurar en primera línea, y dar- se vida y tono de príncipe de sangre real. Sería curioso conocer los prodigios de labia