Página:La estafeta romántica (1899).djvu/151

Esta página no ha sido corregida
147
LA ESTAFETA ROMÁNTICA

Y casen. Yo compongo también mis novelas, y todas las acabo casando á los que se aman, y aora estoy pensando en que conozco á dos que se quieren, pero no se lo an dicho, por- que ninguno quiere ser el primero. Les da vergüenza: el galán calla y ace muchos me- lindres por aquello de ser galán; la dama, por el aquel de ser dama, no debe tampoco declararse... y con estas tonterías puede que suceda una cosa muy mala, y es que el se- gundo galán, uno que está en acecho y no para de echar memoriales, se aproveche de la poca resolución del galán prímero, y lo- gre lo que no merece ni le corresponde.

Mira, Fernandito: lo que voy á decirte aora es secreto. Por Dios, no me compro- metas. Cuidadito, cuidadito como me vendes; que no seas malo, Fernando; que no me agas la trastada de ablar de esto al tio cuando le escribas. Y si cayeres en la tentación de ablarle, no me nombros á mí para nada... Va. ya, que no me atrevo á decirtelo, por miedo á que me vendas. Ea, si te lo digo. Pues sabrás que eres el mayor tonto del mundo en apu- rarte tanto y ponerte melancólico y medio tisico porque tu novia se a casado con otro. ¿Sabes lo que pienso? Que Dios te favorece, pues ay otra que vale mil millones de veces más que la que as perdido, y te quiere más. ¿Quién es? Pues si no lo adivinas eres más tonto todavía. El nombre no lo pongo aquí: no debo, no quiero. Me da mucha vergüen- za. Creo que la misma tinta se pondrá co- lorada. Sólo te digo que si tú le propones