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LA ESTAFETA ROMÁNTICA

les cerrojos de obleas y candados de lacre, que no hay curiosidad bastante aguda para penetrar en las entrañas de este mamotre- to. La chiquilla se ríe al entregármelo, y pre- sumo que habrá metido sinnúmero de cu- chufletas para embromar y divertir al ami- . go melancólico. Esto me parece de perlas, y accedo á no intervenir el manuscrito. Allá van uno y otro, y celebraré infinito que los informes de Demetria satisfagan por entero á la señora de Maltrana, y que los inocentes donaires de la pequeñuela recreen el ánimo del noble caballero á quien van dirigidos. Aquí termino, pidiendo á Dios que me le guarde cuanto he menester. Su atento ami- goly capellán-José M. de Navarridas.

Esquela de Demetria.

Sr. D. Fernando: Mi buen tio le informará de cuán festejada ha sido su carta, por la cual vinieron al fin las nuevas de su exis- tencia y de la buena memoria que conserva de estas pobres campesinas. Si su salud no es tan buena como usted merece y todos de- seamos, cuídese, distráigase y lleve con pa- ciencia su mal, que éste no es de los incu- rables, y casi estoy por decir que quizás sea de los benéficos, ó que, pareciendo que ma- tan, lo que hacen es dar á la larga mejor vida. Usted me entiende.

Por dos trajineros de toda confianza que llevan trigo de casa Balmaseda y Bilbao, mando á la señora de Maltrana los mejores