Página:La estafeta romántica (1899).djvu/14

Esta página no ha sido corregida
10
B. PÉREZ GALDÓS

lo posible... ¡Siempre el mismo D. Beltrán, á quien viene bien llamar ahora el Grande por la enormidad de su desvarío! Os supon- go disgustadísimos con esta chiquillada del viejo. Llevadlo con paciencia, y estad á las resultas, que bien podrían ser fatales. A Dios, amiga, que te me guarde cuanto deseo,- Maria.

P. D.-Abro ésta para incluir otra nove- dad, calentita, de esta noche, y aquí la. meto juntamente con la sospecha de que pueda tener alguna relación con nuestro asunto. En la tertulia de las niñas han ha- blado de un caso doloroso, en Madrid ocurri- do días há, y que no sé si ha venido en el descaro de los papeles ó en la reserva de car- tas particulares. Ello es que se ha suicidado, pegándose un tiro en la sien, un joven de ta- fento y fama, por despecho amoroso, de la rabia que le dieron los desdenes de su aman- te, la cual es casada. Digo yo si será... El nombre del criminal ninguno de nuestros tertulianos acertó á decirlo: sólo aseguraron que era hombre de pluma y firmaba sus es- critos con nombre supuesto; que figuraba entre los llamados románticos, y que se yo qué. No estoy bien segura de saber lo que significa esto del romanticismo, que ahora nos viene de extrangis, como han venido otras cosas que nos traen revueltos; pero en- tiendo que en ello hay violencia, acciones arrebatadas y palabras retorcidas. Ya vemos que es romántico el que se mata porque le deja la novia, ó se le casa. El mundo està per-