Página:La estafeta romántica (1899).djvu/119

Esta página no ha sido corregida
115
LA ESTAFETA ROMÁNTICA

no ser con Juan Antonio ó personas de gran confianza. No puedo echar de mí la imagen del Joven Werther, que es desde hace tiempo mi fantasma perseguidor. Por la impresión que hizo en mi esta obra al leerla por vez primera, juzgo la que hará en un espíritu admirablemente preparado para la imitación del caso que en ella se presenta... Dios le per- done al Sr. de Goethe el mal que ha hecho.

Paréceme acertadisima la campaña tea- tral que han iniciado tus niñas. Es un en- tretenimiento de buen gusto y honestísimo, si hay buena elección en las obras que re- presenten, y la del Sí de las niñas no puede ser más acertada. ¡Cuánto daría yo ahora por ver tu teatro y aplaudir á mis queridos cómicos! Pero no puede ser, ¡paciencia...! Aquí te pongo veinte mil suspiros de los más hondos. Guárdamelos por allá, pues en cada uno de ellos va un poquito de mi alma. Y no te escribo más hoy: lo que aún ten- go que decirte no es nada grato, y no quiere amontonar tristezas sobre tristezas tu aman- tísima-Pilar.

XVI

De la misma á la misma.

Madrid, Abril.

Gracias á Dios, amiga de mi vida, que hoy puedo escribir todo lo que quiera. Hoy me siento discípula del Tostado, y me será fácil