Página:La estafeta romántica (1899).djvu/111

Esta página no ha sido corregida
107
LA ESTAFETA ROMÁNTICA

no te faltará algún quebradero de cabeza por otro lado. Distráete aunque sea con disgus- tos nuevos, y el tiempo con nuevos afanes, de los viejos te curará. Y buenas noches, que me caigo de sueño.

Amanece, y oigo que salimos. ¿Y cómo te mando ésta? Si vamos á mi pueblo, de allí te la enviaré con la relación de lo que nos pase por el camino, que me figuro no ha de ser cosa buena, y noticias de tu pleito, si en alguna parte las hallo.

Bilbao, 26.-Chico, aquí me tienes cubier- to de gloria. ¡Al fin..! En Galdácano dimos una batalla, después de otra honrosísima en Zornoza, ambas protegiendo nuestra retira- da. Los ojalateros que hemos dejado tendidos en el campo, en una y otra parte, no te los puedo contar: su número es infinito. Espar- tero ha sido el hombre de siempre, el primer soldado, el caudillo sin par, creciéndose en Tos malos pasos, más valiente cuanto más enfermo. De mf puedo decirte que también he sido esforzadísimo guerrero, digno de que Marte me prohije y Belona me quiera. Bro- mas á un lado, estoy satisfecho, y en con- ciencia creo haber cumplido con mi deber. No me ha tocado ninguna bala: Dios ha que- rido sacarme ileso, para que pueda contarte lo que leerás ahora mismo, todo el misterio de tu novela descifrado, y el caso obscuro puesto en un foco de luz que nos permite verlo en su realidad. Las noticias son de buen origen. Queda retirado lo que en Elo- rrio te escribí; no hagas ningún caso de mis