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B. PÉREZ GALDÓS

Jefe de la división inglesa, y aceptado por el Gobierno, no hemos tenido más remedio que ponerlo en ejecución: así ha salido. Nos- otros llegamos hasta esta villa de Elorrio, y de aquí nos volvimos á Bilbao, no diré que con las manos en la cabeza, pero sí desalentados y con la rabia de ver la inuti- lidad de nuestros esfuerzos. A Lacy Evans le zurraron en Hernani, y Sarsfield se volvió á Pamplona sin llegar al punto designado. Con muchos planes de éstos no dudo del triunfo de la ojalata en plazo próximo. El tiempo lluvioso y frío, digno hermano del de aquella noche memorable, nos ha entorpeci- do las operaciones, resultándonos un sin fin de enfermos, y haciéndonos pasar mil tra- bajos. Quiera Dios que esto acabe pronto y nos retiremos á nuestro Bilbao, donde al me- nos comerá el que lo tenga.

De tu asunto no puedo decirte nada en con- creto, pues en Durango no ví á la persona que pensé podría informarme. Un amigo mío de Bilbao, ayudante de Ceballos Escalera, me ha dicho que no hubo tal coacción ni cosa que lo valga; que desde los comienzos del sitio vió á la niña sola por las calles con … Zoilo Arratia, como dos tórtolos que en me- dio del fuego se arrullaban. Te lo cuento á título de dato verosímil, sin darlo como ver- dadero, pues no me inspira plena confianza el informante. Mi opinión es que te propines buenas tomas de olvido, y á otra, chico.. Echate á la espalda el amor propio, y bús- cate algo en que pensar que no sea esto, que