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Aunque no consta si el gobierno de Chile tomó medidas concretas – cautelares o de otro tipo – a este respecto, sin duda no eran sordos a los avisos y advertencias del gobierno español. Así, en 1905 el Cónsul General de Chile en Madrid, en conocimiento de la intención de su gobierno de abrir una oficina de reclutamiento de migrantes en Barcelona, indica que “desde hace unos años existe en Cataluña y principalmente en Barcelona un foco de socialistas y anarquistas que viven en contínua agitación, perturbando la marcha de la industria y con ese elemento, unido a nuestros obreros, no tardaríamos en ver reproducirse entre nosotros las huelgas y los desórdenes que Barcelona ha experimentado en diferentes ocasiones”[1] por lo cual recomienda no incentivar la emigración catalana y preferir aquella que proviene de La Coruña.

No parece que las recomendaciones del Cónsul tuvieran mayor eco. Al menos hasta 1910 la Agencia General de Colonización e Inmigración para Europa sigue manteniendo, como únicas delegaciones en España, las de Catalunya y el País Vasco, desestimando la posibilidad de la emigración gallega.

Mala prensa tienen estas oficinas de reclutamiento de emigrantes. Al menos eso se desprende de los informes que periódicamente envía el Señor Ministro de S.M. en Santiago de Chile, Juan Servet. Se duele el Señor Ministro de que los españoles salgan de la patria “alimentando rencores”[2] por las escasas perspectivas que esta les ofrece, pero más se duele del engaño contenido en folletos “hábilmente redactados”[3] por los encargados de reclutar brazos extranjeros y que prometen el oro y el moro a los incautos españolitos, del mundo os guarde dios.

Trágico fue el destino de otros dos anarquistas españoles en el marco de uno de los más dolorosos e infames episodios de la historia del movimiento obrero chileno: La Matanza de Santa María de Iquique[4].

En 1907, los trabajadores de las salitreras junto a sus mujeres e hijos bajaron desde la árida pampa hasta la ciudad de Iquique en demanda de justicia social. Los albergó la Escuela Domingo Santa María. En el patio de la Escuela, el 21 de diciembre de 1907 a las cuatro menos cuarto de la tarde, fueron ametrallados los entre 6.000 y 7.000 huelguistas por órdenes del general de brigada Roberto Silva Renard. La cifra de muertos y heridos varía según la fuente. El corresponsal de The Economist informó a Londres de 500 muertos. Venegas Arroyo es el primero, entre los contemporáneos en dar la cifra, después aceptada, de 2.000 muertos.[5] Entre ellos figura el anarquista español Manuel de Vaca. Su medio hermano, Antonio Ramón Ramón fue ajusticiado

  1. Carta de Roberto Bernales, Consul General de chile en Madrid al Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Madrid, abril 3 de 1905 (AGA, LCH, caja 9282) en Estrada, Baldomero Op. Cit.
  2. Estudio relativo a la Emigración, que eleva al Excmo. Señor Ministro de Estado el Secretario de la Legación de España en Santiago de Chile. 24 de noviembre de 1908. En Historia General de la Emigración Española a Iberoamérica. T 1. Fundación CEDEAL 1992, Madrid
  3. Despacho núm. 47 de 16 de marzo 1909. En Historia General de la Emigración Española a Iberoamérica. T 1. Fundación CEDEAL 1992, Madrid
  4. En este episodio se basa la novela de Hernán Rivera “Santa María de las Flores Negras” y la “Cantata de Santa María” del conjunto Quilapayún
  5. Zolezzi Velasquez, Mario. La Tragedia de la Escuela Domingo Santa María de Iquique
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