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amazonas. La mujer de este fin de siglo parecería aspirar, por una inconsecuencia verdaderamente digna de su sexo, á despojarse de lo femenino, en lo más íntimo é irremplazable del concepto; y á competir con los varones, á brazo partido, en la lucha prosáica por la vida. Si las cosas se extreman, — y como la mayoría de los hombres no se compone precisamente de los que todo lo sacrifican á ser galantes con cualquier dama, — resultará que este desdoblamiento de candidatos á todas las profesiones, artes, oficios y beneficios, traerá consigo una verdadera y honda perturbación social, de la que quizá no salga lo mejor parada la mujer. Pero siempre habrá bastantes de estas dispuestas á luchar y á triunfar, dando así provechoso empleó á irresistibles atavismos de combatividad: los cuales, contenidos hoy por los prejuicios sociales, se vengan quizá martirizando á las personas, á quienes el destino condena á vivir cerca de aquellas..

Reduzcamos, pues, la cuestión á sus justas proporciones; y reconozcamos que, en la República Argentina, la cues-