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demasiado el sexo femenino? Ahi está el caso conmovedor de Sofia Kowalewski, la rusa portentosa que ha brillado con mayor esplendor entre los matemáticos de este siglo, y la cual, después de una existencia, envidiable y envidiada, de triunfos académicos, deja entre sus papeles la confesión del vacío terrible de una existencia ajena al amor, porque los hombres olvidaban su sexo al rendir culto á su genio matemático! La ciencia vencida por el amor... pero ¿qué otra cosa expresa aquella caballeresca inscripción en una tumba celebre : Morte, quis fortior — Gloria et amor? En ese terreno la mujer es hasta hoy soberana indiscutible, y cuyo cetro nadie sería osado á disputar. Y son tan poderosos los recursos que ello le presta, que nada puede resistirle; y hace y deshace todo, directa ó indirectamente, en la vida publica y privada, obteniendo indefectiblemente con la dulzura lo poco que su arrogancia no pueda alcanzar. El hombre, sin metáfora puede decirse, es su esclavo...

Todo eso desaparecerá en el siglo xx, si hemos de escuchar á estas noveles