su poder por medio del aparato, haciendo que un grupo de marineros con hachas de abordaje no dejara sauce en pié, operacion que realizada en un abrir y cerrar de ojos y acompañada de descargas de metralla, que barrian la llanura, deslumbraba á los indios.
Pronuncióles una arenga, ponderando el omnipotente poder del Rey de España, que estando tan lejos de Buenos Aires que se tardaba caminando de dia y de noche seis y siete lunas, atravesando la mar sin ver tierra hasta donde estaba, todos le obedecían; y agregó que con los cañones que el Rey le habia dado, aniquilaria todos los indios que pudiesen venir y que aun los mismos Andes se estremecerian sobre sus cimientos.
Los indios juraron lealtad y obediencia, vivando al Rey de España y obsequiaron pródigamente á Villarino. Los dias anteriores recorrieron los campos exhalando verdaderos ahullidos como perros asustados, de miedo de los aucas; pero el piloto les enseñó que el hombre no debe llorar ante el peligro, sino esperarlo con resolucion y dignidad.
Allí supo entonces su verdadera situacion. Una legua mas arriba de su fondeadero desagua en el Catapuliche el rio Huechun Huechun, que baja del oeste, del lago de su mismo nombre. En el paraje en que se habia fortificado Villarino el rio era ancho y hondo; pero no daba agua para seguir al norte. El piloto lo remontó en el bote tres leguas é hizo alto, porque ya no era navegable, á los 39° 35' de latitud S. y el regreso de la expedicion quedó decidido ese dia.
Esperando las crecientes pudo remontarse al Norte; pero la falta de víveres y la anarquía reinante entre los indios, hacian imposible obtener auxilios de Valdivia.
Supo tambien allí Villarino que el rio que abandonó al torcer al norte era caudaloso y desaguaba en el mar,