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EL RIO NEGRO Y SUS AFLUENTES

porque pasado un peligro era preciso cambiar bruscamenfe de rumbo para evitar el siguieute.

« A las cuatro y media el lecho del rio era mas estrecho, la situación mas crítica, las piedras no eran como antes, una, dos, á flor de agua y todas cerca de la orilla, sino que algunas habia en la orilla y otras al medio, aquellas mostrando su cabeza sobre la superficie, estas ocidtas, pero indicada su presencia por violentos remolinos y grandes penachos de agua.

« En este punto el rio era mas ancho, la corriente entre seis y ocho millas; en los rápidos era incalculable, porte que solo nos ocupábamos de la maniobra cuando los pasábamos; la profundidad general habia variado entre uno y cuatro metros.

« Veíamos delante la superficie de la agua que subia y bajaba produciendo olas marcadas, pero eso no nos infundia temor, porque ya hablamos visto que, á pesar de su profundidad considerable, una piedra aun pequeña, situada en un fondo liso producía olas sencillas en la superficie.

« A las cinco nos pusimos otra vez en medio de la corriente; navegamos como un cuarto de hora; segun nuestros cálculos debíamos hallarnos á corta distancia del punto adonde habían alcanzado los españoles en 1782; cuando al doblar una punta el río se declara en un impetuoso torrente, luego se presenta grandes olas y remolinos, enormes penachos blancos en todas direcciones, dando á conocer la presencia de grandes piedras.»

Pocas cuadras mas arriba llegaron á una vuelta rápida del río, donde las aguas forman un pequeño maelstrong y el bote zozobró, con peligro de la vida de los tripulantes que salvaron milagrosamente. Reunidos á algunos indios adquirieron víveres para regresar á Chile.