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LA GUERRA DE JUGURTA.

pero humano, el que lo mueve y lo abraza todo, sin estar sujeto á nadie. Por esto es más de admirar la depravacion de aquellos que, entregados á los placeres del cuerpo, pasan su vida entre los regalos y el ocio, dejando que el ingenio, que es la mejor y más noble porcion de nuestra naturaleza, se entorpezca con la desidia y falta de cultura; y más habiendo, como hay, tantas y tan várias ocupaciones propias del ánimo, con las cuales se adquiere suma honra.

Pero entre éstas los magistrados y gobiernos, y en una palabra, todos los empleos de la República son en mi juicio en este tiempo muy poco apetecibles: porque ni para ellos se atiende al mérito; y los que destituidos de él los consiguen por medio de fraudes, no son por eso mejores, ni viven más seguros. Por otra parte, el dominar un ciudadano á su patria y á los suyos, y obligarles con la fuerza, áun cuando se llegue á conseguir y se corrijan los abusos, siempre es cosa dura y arriesgada, por traer consigo todas las mudanzas de gobierno muertes, destierros, y otros desórdenes; y por el contrario, empeñarse en ello vanamente y sin más fruto que malquistarse á costa de fatigas, es la