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San Agustín

reyes, como lo fué Aristóbulo, á quien sucedió Alejandro, que fué también rey y pontífice, de quien dicen que reinó cruelmente sobre los suyos. En seguida su esposa Alejandra fué reina de los judíos. Desde este tiempo en adelante sufrieron mayores trabajos, porque los hijos de Alejandra, Aristóbulo é Hircano, competiendo entre sí por el reino, provocaron contra la nación israelita las fuerzas de los romanos, á quien es pidió Hircano socorro contra su hermano. A esta sazón ya Roma había conquistado el África, se había apoderado de Grecia, y extendiendo su imperio por las otras partes del mundo, no pudiendo sufrirse á sí misma, se acarreó la ruina con su misma grandeza: porque vino á parar en discordias domésticas, pasando de éstas á las guerras sociales, que fueron con sus amigos y aliados, y luego á las civiles, disminuyéndose y quebrantándose en tanto grado su poder, que llegó al extremo de mudar el estado de República, y ser gobernada directa y despóticamente por reyes. Pompeyo, esclarecido y famoso príncipe del pueblo romano, entrando con un poderoso ejército en Judea, se apoderó de la ciudad, abrió el templo, no como devoto y humilde, sino como vencedor orgulloso, y llegó, no reverenciando, sino profanando hasta el Sancta Santorum, donde no era lícito entrar sino al sumo sacerdote. Y habiendo confirmado el pontificado en Hircano, y puesto por gobernador de la nación sojuzgada á Antípatro, que llamaban ellos entonces procurador, llevó consigo preso á Aristóbulo. Desde esta época los judíos comenzarón á ser tributarios de los romanos.

Después Casio les despojó de cuantas riquezas se guardaban en el templo. Al cabo de pocos años merecieron tener por rey á Herodes, un extranjero ó descendiente de gentiles, en cuyo reinado nació Jesucristo: porque ya se había cumplido puntualmente el tiempo que nos significó el espíritu profético por boca del patriarca Ja-