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San Agustín

escritos tenemos por auténticos. Con todo, tampoco precedieron en tiempo á nuestro verdadero teólogo Moisés, que efectivamente predicó un solo Dios verdadero, cuyos libros son los primeros que tenemos al presente en el Cánon de los sagrados, autorizados con la uniforme y general aprobación de la Iglesía. Y consiguientemente por lo respectivo á los griegos, en cuyo país florecieron con especialidad las letras humanas, no tienen que lisonjearse de su sabiduría, en tal conformi.dad, que pueda parecer, ya que no más aventajada, á lo menos más antigua que nuestra religión, que es donde se halla la verdadera sabiduría. No obstante, es innegable que hubo antes de Moisés alguna instrucción, que se llamó entre los hombres sabiduría, aunque no en Grecia, sino entre las naciones bárbaras é incultas, como en Egipto, pues á no ser así, no diría la Sagrada Escritura (1), que Moisés estaba versado en todas las ciencias de los egipcios, es á saber, que cuando nació allí, fué adoptado y criado por la hija de Faraón é instruído en las artes y letras humanas. Sin embargo, ni aun la sabiduría de los egipcios pudo preceder en tiempo á la sabiduría de nuestros profetas, mediante á que Abraham fué también profeta. ¿Y qué ciencias pudo haber en Egipto antes que Isis (á quien después de muerta tuvieron por conveniente adorarla como á una gran diosa) se las enseñase? De Isis escriben que fué hija de Inaco, el primero que principió á reinar en Argos, cuando hallamos por el contexto de la Sagrada Escritura que Abraham tenía ya nietos (2).

(1) Act. Apóstol, cap. VII, v. 32.

(2) Genesis, cap. XXV.