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La ciudad de Dios

CAPÍTULO XXXV

De la profecia de los tres profetas, Ageo, Zacarías y Malaquias.


69 Réstanos, pues, tres profetas de los doce menores que profetizaron en los últimos años de la cautividad, Ageo, Zacarías y Malaquías; entre éstos, Ageo con toda expresión nos vaticina á Cristo y á su Iglesia en estas breves y compendiosas palabras (1): «Esto dice el Señor de los ejércitos; de aquí á poco tiempo moveré el cielo y la tierra, el mar y la tierra firme; moveré todas las naciones y vendrá el deseado por todas las gentes». Esta profecía en parte la vemos cumplida, y lo que de ella resta esperamos ha; de cumplirse al fin del mundo, pues ya movió el cielo con el testimonio de los ángeles y de las estrellas: cuando encarnó Cristo, movió la tierra con el estupendo milagro del mismo parto de la Virgen, movió el mar y la tierra firme, supuesto que en las islas y en todo el mundo se predica el nombre de Jesucristo, y así vemos venir todas las gentes á acogerse bajo la protección de la fe católica.

Lo que sigue, «y vendrá el deseado por todas las gentes», se espera su cumplimiento en su última venida, pues para que fuese deseado por los que le esperaban se necesitaba primeramente que fuese amado por los que creyeron en él. Y Zacarías, hablando de Cristo y de su Iglesia, dice así (2): «Alégrate grandemente, hija de Sión, hija de Jerusalén, alégrate con júbilo y contento; advierte que vendrá á ti tu rey justo y salvador, vendrá pobre encima de una pollina y de un asnillo, (1) Agea, cap. I.

(2) Zacharias, cap. IX.