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San Agustín

profetas mayores, y entre estos Daniel fijó determinadamente con el número de los años el tiempo en que había de venir y padecer Cristo, lo cual sería largo intentar manifestarlo aquí, calculando el tiempo, supuesto . que lo han practicado ya otros antes que nosotros.

Pero hablando de su potestad y gloria, dice así: «Vi, en una visión nocturna, que venía el Hijo del Hombre en las nubes del cielo, y llegó hasta donde estaba el antiguo en días, y se presentó ante él, y él le entregó la potestad, el honor y el reino, para que le sirvan todos los pueblos, tribus y lenguas. Cuya potestad es potestad perpetua, que no pasará, y cuyo reino no se corromperá». También Ezequiel, significándonos á Cristo, como acostumbran los profetas por la persona de David, porque tomó carne de la descendencia de David, y por la forma de siervo, en cuanto hombre, llama siervo de Dios al mismo Hijo de Dios. Así nos le anuncia proféticamente, hablando en persona de Dios Padre (1). «Yo pondré, dice, un pastor sobre mis ovejas para que las apaciente, y éste será mi siervo David, éste las apacentará, el les servirá de pastor, y yo, que soy el Señor, seré su Dios, y mi siervo David será su príncipe en medio de ellos. Yo, el Señor, lo he determinado así». Y en en otro lugar dice (2): «y tendrán un rey que los mande y gobierne á todos, no serán ya jamás dos naciones, ni se dividirán en dos reinos; no se profanarán más con aus ídolos, con sus abominaciones y con la multitud incomprensible de sus pecados. Yo los libraré de todos los lugares donde pecaron, los purificaré, serán mi pueblo, y yo seré su Dios; mi siervo David será su rey, y vendrá á ser un pastor universal sobre ellos»».

(1) Ezech., cap. XXXIV.

(2) Ezech., cap, XXXVII.