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San Agustín

cada uno su error, y Dios le entregó al sacrificio por nuestros pecados; y siendo castigado y afligido, por eso no habría su boca. Como una oveja le conducían al sacrificio y como un cordero inocente cuando le esquilan, así abría su boca; por su humildad y abatimiento, sin oirle, le condenaron á muerte. ¿Quién bastará para contar su vida y generación? Porque le quitarán la vida, y por los pecados de mi pueblo le darán la muerte; les daré á los malos para que guarden su sepultura y á los ricos para que compren su muerte, porque él no cometió maldad alguna ni se halló dolo en su boca; ain embargo, quiso el Señor que lo purgase con sus llagas.

Si ofrecieres tu vida en sacrificio por el pecado, vendrás á ver larga descendencia y Dios dispondrá librar su alma de todo dolor, mostrarle la luz y formarle el entendimiento, justificar al justo, que servirá para el bien de muchos, cuyos pecados él llevará sobre sí; por eso vendrá á tener como por herencia á muchos y repartirá los despojos de los fuertes, porque entregó su vida en manos de la muerte y fué computado en el número de los pecadores, no obstante haber cargado con los pecados de todos y por haber sido entregado por los pecados de ellos á la muerte». Esto es lo que dice Isaías de Cristo. Veamos lo que continúa vaticinando acerca de la Iglesia (1): «Alégrate, dice, estéril, la que no has parido; regocijate y da voces de contento, la que no parías, porque, dice el Señor, han de ser más los hijos que ha de tener la que está sola y desconsolads que la que tenía esposo: dilata el lugar de tus tabernáculos y ranchos é hinca fuertemente las estacas de tus tiendas: no dejes de hacer lo que te digo, extiende tus cordeles bien á lo largo y afirma bien las estacas. Dilátate todavía á la parte derecha y á la siniestra, porque tu des(1) Isaias, cap. XIII y LII.