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San Agustín

testimonio y fe de un portento tan grande que había de suceder, no sólo lo dijeron, sino también lo dejaron escrito. Aunque en casi todas las épocas hubo profetas en el pueblo de Israel, desde que empezó á tener reyes que lo gobernasen, sólo fueron para la utilidad de aquel pueblo, y no de las otras naciones; pero comenzó esta escritura profética á formarse con mayor claridad, para aprovechar en algún tiempo á las gentes, cuando se fundaba esta ciudad de Roma, que había de ser en lo sucesivo señora de las naciones.



CAPÍTULO XXVIII

Qué es lo que Oseas y Amós profetizaron muy conforme acerca del Evangelio de Cristo.


El profeta Oseas, cuanto es más profundo y misterioso en lo que dice, con tanta más dificultad se deja penetrar y entender; con todo, tomaremos algunas expresiones suyas y las insertaremos aquí en cumplimiento de nuestra promesa (1): «Y sucederá, dice, que en el mismo lugar donde se les dijo primeramente: vosotros no sois mi pueblo, allí son llamados hijos de Dios vivo»».

Este testimonio de Oseas le entendieron igualmente los apóstoles (2) de la vocación del pueblo gentílico, que antes no pertenecia á Dios. Y' por cuanto el mismo pueblo gentílico se contiene espiritualmente en los bijos de Abraham, por lo que con mucha propiedad se (1) Oseas, cap. VII.

(2) Así lo dice el apóstol San Pedro en su primera carta, oapitulo II, por estas palabras: qui aliquando non populis Dei, nunc populus Dei.