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San Agustín

embargo, no dejaron de adorar y tener por dioses á los que los antiguos habían hecho, y con simulacros y estatuas, que no tuvieron los antiguos, acrecentaron esta vana é impía superstición, poniéndoles tal cosa en su corazón los malignos espíritus, engañándolos también con los embustes y patrañas de sus falsos oráculos; de forma que las supuestas culpas de los Dioses, que ya como en siglo más político, ilustrado y cortesano, no se atrevían á fingir, en los juegos públicos las representaban con demasiada torpeza en reverencia de los mismos falsos dioses. Después de Rómulo reinó Numa, quien con baber querido reforzar y guarnecer aquella ciudad suntuosa con un excesi vo número de dioses, sin duda falsos, no mereció, después de muerto, que le colocasen entre aquella turba, como si hubiese Henado el cielo con tanta multitud de dioses, que no pudo hallar allí lugar para sí. Reinando éste en Roms, y empezando á reinar entre los hebreos, Manasés, rey impío y malo, quien aseguran que mandó quitar la vida al santo profeta Isaías, escriben también que floreció la Sybyla Samia.



CAPÍTULO XX

V.


Los filósofos que florecieron reinando en Roma Tarquino Prisco, y entre los hebreos Sedecias, onando fué tomada Jerusalén y arruinado el templo.

Reinando entre los hebreos Sedecías, y en Roma Tarquino Prisco, que sucedió á Anco Marcio, fué llevado en cautiverio á Babilonia el pueblo judaico, asolada Jerusalén y destruído el famoso templo edificado por Salomón; porque amonestándolos y reprendiéndolos los