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San Agustín

culto de los dioses falsos, sino que de tal manera raciocina contra ellos y contra los que los adoran, que parece que nos obliga á que la pongamos en el número de los que tocan á la Ciudad de Dios. Lactancio Firmiano en sus obras pone igualmente algunas profecías de la Sibila que habla de Cristo, aunque no declara su nombre: pero lo que él puso por partes, á mí me pareció ponerlo todo junto, como si fuera una profecía larga, la que él refirió como muchas, concisas y compendiosas.

Dice: 1.º Él vendrá á manos inicuas é infieles. Darán & Dios bofetadas con manos sacrilegas, y de sus inmundas bocas le arrojarán venenosas salivas. Ofrecerá el Señor aus santas espaldas para ser azotadas. 2.º Y siendo abofeteado callará, porque acaso ninguno sepa quién es, ni de dónde vino á hablar á los mortales, y le coronarán con corona de espinas. 3.° Le darán á comer hiel, y á beber vinagre, y mostrarán con estos manjares su bárbara inhumanidad. 4.° Porque tú, pueblo ciego y necio no conociste á tu Dios, disfrazado á los ojos de los mortales, antes sí le coronaste de espinas, y le diste á beber amarga hiel. 5.° El velo del templo se rasgará, y al medio día habrá una tenebrosa noche, que durará tres horas. 6.° Y morirá con muerte, echándose á dormir por tres días, y después, volviendo de los infiernos, resucitará, siendo el primero que mostrará á los escogidos el principio de la resurrección. Estos tes timonios de las sibilas alegó Lactancio en varios fragmentos y retazos, colocándolos á trechos en el discurso de su disputa, según que le pareció que lo exigía el asunto que intentaba probar, los cuales, sin interponer ni mezclar otra materia, los hemos puesto á continuación en una lista, procurando solamente distinguirlos con sus principios, por si los que despues los escribieran gustaren hacer lo mismo. Algunos escribieron que la Sibila Erithrea no floreció en tiempo de Rómu-