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San Agustín

CAPÍTULO XXVI

De lo que opinó Porfirio del sumo bien.


Opina Porfirio (replican) que, á efecto de que el alma sea bienaventurada, debe huir de todo lo que es cuerpo. Luego no aprovecha lo que insinuamos, que había de ser incorruptible el cuerpo si el alma no ha ser bienaventurada si no es huyendo de todo lo que es cuerpo.

Este punto ya disputamos cuanto pareció necesario en el libro XIII; no obstante, diré aquí sola una cosa. Corrija sus libros Platón, maestro,de todos estos espíritus ilusos, y diga que sus dioses, para que sean bienaventurados habrán de huir de sus cuerpos, esto es, habrán de morir los que dijo que estaban dentro de los cuerpos celestiales; á quienes Dios que los crió, para que pudieBen estar seguros, les prometió la inmortalidad, esto es, que permanecerían eternamente en los mismos cuerpos, no porque tengan esta cualidad por su naturaleza, sino porque prevalecerá en esto la traza y disposición divina. Donde destruye asimismo aquello que dicen, que por ser imposible no debe creerse la resurrección de la carne, pues con la mayor claridad conforme al mismo filósofo, donde el Dios increado prometió á los dioses que él crió la inmortalidad, dijo que había de hacer lo que es imposible, en atención á que de esta manera reflere Platón que habló: «Porque habéis nacido, no podéis ser inmortales é indisolubles; con todo, no seréis disolubles, ni os acabará hado alguno de la muerte, ni serán más poderosos loa bados que mi orden y disposición establecida, la cual es un vínculo mayor y más poderoso para vuestra perpetuidad, que aquellos con que estáis ligados». Si es que no sólo son absurdos, sino también sordos los que oyen este anuncio, sin