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San Agustín

dor? ¿Acaso los lugares propios de los sentidos y los demás miembros no están tan ordenados y bien organizados en él, la misma especie y figura y la constitución de todo el cuerpo no está modificada de manera que muestra haberse hecho para el ministerio de una alma racional? Porque no como á los animales irracionales que van inclinados á la tierra crió Dios al hombre, sino que la forma del cuerpo elevada al cielo, le está diciendo que atienda y procure las cosas celestiales, pues la maravillosa agilidad de la lengua y de las manos, tan acomodada y conveniente para hablar y escribir y para poner en su punto y perfección las operaciones de tantas artes y misterios, ¿acaso no nos manifiesta claramente cuán excelente cuerpo vemos acomodado para el ministerio y servicio de un alma tan excelente? Aunque omitidas asimismo las necesidades y utilidades de sus obras, es tan numerosa la congruencia de todas sus partes y tienen entre sí tan bella y tan igual correspondencia, que no sabréis si en su fábrica fué mayor la consideración que se tuvo á la utilidad ó á la hermosura. Porque verdaderamente no observamos en este cuerpo cosa criada para que fuese útil, que no tenga también su lugar de hermosura. Y mucho más se nos descubrirá esto y lo echaremos de ver, si conocieramos los números de las medidas con que toda esta fábrica está entre sí trabada y acomodada, los cuales quizá poniendo diligencia en las partes que se dejan ver por de fuera, los podría investigar y conocer la humana industria. Pero en las que están encubiertas y remotas de nuestra vista, como es la grande combinación de las venas, arterias, nervios y entrañas, nadie podrá hallarlos, pues aunque la diligencia, en cierto modo inhumana y cruel de los médicos que llaman anatómicos, ha hecho anatomia de los cuerpos muertos ó también de los que se les ha ido muriendo entre las manos, andán-