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San Agustín

totalmente. dejara de ser y existir, ni la apartó de su jurisdicción y potestad, aun cuando la sujetó penalmente al demonio, supuesto que ni aun el mismo de monio le eximió de la jurisdicción de su dominio, pues para que sea y subsista la naturaleza del mismo demonio, lo hace aquel que tiene ser sumamente infinito, y da ser á todo lo que en algún modo tiene ser. De aquellos dos bienes que dijimos dimanaban como de una caudalosa fuente de su bondad inacccesible, y se comunicaban aun á la naturaleza corrupta con el pecado y condenada con el castigo, le dió la facultad de propagarse cuando la bendijo entre las primeras obras del mundo, de cuya creación descansó al séptimo día. Pero la conformación anda con aquella su obra con que todavía obra. Porque si privase á las cosas criadas de su potencia operativa, ni podrían pasar adelante ni con sus ciertos y tasados movimientos harían los tiempos, ni podrían permanecer en lo que fueron criadas. Crió Dios al hombre de manera que puso en él fecundidad para propagar otros hombres, coengendrando asimismo en ellos, no la necesidad, sino la posibilidad de procrear, y aunque ésta se la quitó á los que quiso, y, por consiguiente, quedaron esterelizados, con todo, no despojó generalmente al linaje humano aquella bendición de engendrar que una vez concedió á los dos primeros casados. Esta propagación, aunque el pecado no se la quitó al hombre, tampoco es cual sería si ninguno hubiera pecado, pues el hombre que se vió honrado y engrandecido, después que pecó «se hizo semejante á las bestias», y engendra como ellas, aunque no se extinguió del todo en él una cierta como centella de razón en que fué criado á semejanza de Dios. Y si á esta propagación no se le aplicase la conformación, tampoco ella procedería y se multiplicaría en las formas y modos de su especie; pues cuando no se hubiesen juntado