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La ciudad de Dios

coherencia, según la eficacia y energía, queda el espíritu conforme á la medida y como conviene, á cada parte va haciendo el aumento del cuerpo hasta la edificación perfecta de sí mismo en caridad.» Ved aquí quién es el varón perfecto, la cabeza y el cuerpo que consta de todos sus miembros, los cuales á su tiempo vendrán á tener su cumplimiento. Aunque cada día se le van juntando al mismo cuerpo, mientras se edificala Iglesia, de quien San Pablo dice: «Vosotros sois el cuerpo de Cristo y sus miembros.» En otra parte: «Por el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia». Y asimismo en otro lugar: «Aunque muchos somos un pan y bacemos un cuerpo». Y de la edificación dice igualmente aquí: «para la consumación y perfección de los santos, para que trabajen en el ministerio, en la edificación del cuerpo de Cristo». Y después prosigue lo que tenemos entre manos, «hasta que nos juntemos todos en una misma fe y conocimiento del hijo de Dios en estado de varón perfecto, á la medida y tamaño de la edad plena y perfecta de Cristo», etc., hasta que pasa á manifestarnos de qué cuerpo hemos de entender esta medida, diciendo: «Acrecentémonos en todo aquel que es nuestra cabeza, Jesucristo, de quien tomando todo el cuerpo su construcción y trabazón, mediante la provisión que acude y se comunica por la perfecta comisura y coherencia, según la eficacia y energía, queda el espíritu conforme á la medida, y como conviene á cada parte»».

Así, pues, como hay medida y tamaño de cada parte respectiva, así la hay de todo el cuerpo que consta de todas sus partes, y sin duda medida plena y perfecta, de la cual dice aquí, á la medida de la edad plena y perfecta de Cristo, de cuya plenitud habló también allá donde dice de Cristo: «Y le puso por cabeza sobre toda la Iglesia, la cual es au cuerpo, y la plenitud de aquel que lo llena todo en todo». Pero si este texto le hubié-