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San Agustín

tión que más presto y fácilmente la resolviera negandoel sexo de la mujer, ai entendiera que éste no le había de haber allá; antes confirmó que le habia de haber diciendo, ni las mujeres se casarán ni los hombres; habrá, pues, mujeres y hombres que en la tierra se suelen casar; pero en el cielo no lo harán.



CAPÍTULO XVIII

Del varón perfecto, esto es, de Cristo y de su cuerpo, es decir, de la Iglesia, que es su plenitud.


Respecto á lo que dice el Apóstol, que todos nos hemos de juntar en estado de varón perfecto, importareflexionar las circunstancias de todo el pasaje, donde se expresa asi: «El que descendió, es el mismo que el que subió sobre todos los cielos para el cumplimiento de todas las promesas. El mismo designó á unos por apóstoles, á otros por profetas, á otros por evangelistas, á otros por doctores para la consumación y perfección de los santos, á efecto de que trabajen en el ministerio, en la edificación del cuerpo de Cristo, hastaque nos juntemos todos en una misma fe y conocimiento del Hijo de Dios en estado de varón perfecto, á la medida de la edad plena y perfecta de Cristo, de manera que no seamos ya más como niños, dejándonos correr y llevar del viento de cualquiera doctrina inventada por el engaño de los hombres y por la astucia para hacernos errar, sino que, siguiendo la verdad con caridad, nos acrecentemos en todo en aquel que es nuestra cabeza, Cristo, de quien tomando todo el cuerpo, su estructura y trabazón mediante la provisión que acude y se comunica por la perfecta comisura y