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La ciudad de Dios

go, antes que llegue el tiempo en que quiso 'que se hiciese lo que con su presciencia dispuso, decimos se hará cuando Dios quisiere; pero cuando ignoramos no sólo el tiempo en que ha de ser, sino también si será, decimos se hará si Dios quisiere, no porque Dios tendrá entonces nueva voluntad que no tuvo, sino porque lo que está decretado ab æterno en su inmutable voluntad, sucederá entonces.



CAPÍTULO III

De la promesa de la eterna bienaventuranza de los Santos y de los eternos tormentos de los impios.


Omitiendo otras muchas razones concernientes á esta materia, así como en la actualidad observamos verificado en Cristo lo que prometió á Abraham, diciendo: «En tu semilla y descendencia serán benditas todas las naciones»; así también cumplirá lo que prometió á esta su estirpe, díciendo por el Profeta: «resucitarán los que estaban en las sepulturas». Lo anunciado por medio de Isaías, cuando dice: (1) «que habrá nuevo cielo y nueva tierra, y no se acordarán de lo pasado, ni les vendrá ya más al pensamiento; antes sí, hallarán en la novedad alegría y contento; porque yo haré á Jerusalén alegría, y á mi pueblo contento; me regocijaré en Jerusalén, me alegraré en mi pueblo, y no se oirá más en ella llantos ni lágrimas». Y lo que por Daniel anunció al mismo Profeta, diciendo (2): in tempore illo salvabitur populus tuus omnis, qui inventus fuerit scriptus in libro, et multi (1) Isaias, cap. LXV.

(2) Daniel, cap. XII.