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San Agustín

ron la cierva; pero los compañeros de Diomedes, por que de repente desaparecieron, y después jamás los vieron, pereciendo, por sus culpas, á manos de los ángeles malos, creyeron los crédulos que fueron transformados en aquellas aves, que ellos trajeron allí de otras partes donde las había y de improviso las pusieron en lugar de los muertos. Y acerca de lo que dicen que en los picos traen agua, rocían y purifican el templo de Diomedes, que acarician á los griegos y persiguen á las otras naciones, no es maravilla que suceda así por instinto de los demonios, mediante á que á ellos toca el persuadir que Diomedes fué hecho dios para engañar á los hombres, á efecto de que adoren muchos dioses falsos en perjuicio del verdadero Dios, y sirvan con templos, altares, sacrificios y sacerdotes (todo lo cual cuando es correspondiente y'bueno, no se debe sino á un solo Dios vivo y verdadero), hombres muertos, que ni cuando vivieron vivieron verdaderamente.



CAPÍTULO XIX

Que Eneas vino á Italia en tiempo que Labdón era juez entre los hebreos.


Por este tiempo, después de entrada á sangre y fuego y arruinada Troya, vino Eneas con una armada de veinte naves, en las que se habían embarcado las reliquias de los troyanos, á Italia, reinando allí Latino; en Atenas, Menestheo; en Sicionia, Polífices; en Asiria, Tautanes, y siendo juez entre los hebreos Labdón.

Muerto Latino, reinó Eneas tres años, reinando los re feridos reyes en los mismos pueblos, á excepción de Sicionia, donde á la sazón reinaba ya Pelasgo, y entre