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San Agustín

tiano, le da la limosna, con el mismo ánimo que se llega á Cristo, no con el que quiere apartarse é irse libre y sin castigo de Cristo: que tanto más se va y aleja uno de Cristo cuanto más ama lo que reprueba Criato. ¿Qué le aprovecha á uno el bautizarse si no se justifica?

¿Acaso el que dijo: «ai no renaciere el hombre con el agua y el Espiritu Santo no entrará en el reino de Dios»», no nos dijo también: si no fuere mayor vuestra justicia que la de los Escríbas y Fariseos, no entraréis en el reino de los cielos»? ¿Por qué razón tantos, por temor de aquello, acuden á bautizarse, y tan pocos, no temiendo esta desgracia, cuidan de justificarse? Así pues, como no dice uno á su hermano loco por estar enojado con él, sino con su pecado, pues de otra manera merecería el fuego del infierno, así, por el contrario, el que da limosne al cristiano, no la da al cristiano si en él no ama á Cristo, y no ama á Cristo el que rehusa justificarse en Cristo. Si alguno incidiere en esta culpa diciendo á su hermano loco, esto es, si le injuriare injustamente, no pretendiendo corregirle su pecado, es poco para redimir este pecado el hacer limosnas, Bi no añadiere también el remedio de la reconciliación..

Porque lo que allí continúa diciéndose es: «si ofrecieres tu ofrenda en el altar, y allí te acordases que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja allí tu ofrenda en el altar, y ve ante todas cosas, y reconciliate con tu hermano, y entonces vendrás, y ofrecerás tu ofrenda».

Aprovecha, pues, poco hacer limosnas, por grandes que Bean, para redimir cualquier pecado mortal, si se continúa en la costumbre de cometer los mismos pecados.

La oración cotidiana que nos enseñó el mismo Señor (por lo cual la llamamos también Oración Dominical, ó del Señor), aunque borra y quita los pecados diarios, cuando se dice cada día perdónanos nuestras deudas, y cuando lo que sigue inmediatamente, que es: «así como