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San Agustín

cartas (1): «Porque así como vosotros en otro tiempo no creiais en Dios y ahora habéis alcanzado misericordia con ocasión de la incredulidad de los judíos, así también ellos ahora no creen en Cristo, para que después vengan á conseguir misericordia con motivo de la vues.tra». Después añade estas palabras, que equivocadamente complacen á los que combatimos: «Permitió Dios que comprendiese á todos la incredulidad para usar con todos de misericordia». ¿Quiénes son todos sino aquellos de quienes hablaba, como quien dice, ellos y vosotros? Asi que Dios permitió que á todos, así á los gentiles como á los judíos (2), «á quienes antevió y predestino hacerlos conformes á su Hijo», los comprendiese la incredulidad para que, mediante la penitencia, confusos de la amargura de su incredulidad y convirtiéndose, por la fe á la dulzura de la misericordia de Dios, entonasen aquel cántico del Real Profeta (3): «cuán grande es la abundancia de tu dulzura, Señor, que ocultaste á los que te temen y la que manifestaste á los que esperan, no en sí mismos, sino en ti.» Compadécese, pues, de todos los vasos de misericordia. ¿Y quiénes son todos?

Todos aquellos que de los gentiles y de los judíos predestinó, llamó, justificó y glorificó; no todos los hombres, y de todos aquellos, á ninguno ha de condenar.

(1) San Pablo, ep. á los Romanos, cap. X, v. 30.

1dem Ap. lug. cit., cap. VIII, v. 92, (2) (3) Salmo 30.