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San Agustín

nos y ángeles malos verdadera, y en cuanto á los hombres malos falsa. Porque lo que dice el Real Profeta pertenece á los vasos de misericordia, y á los mismos hijos de promisión, entre los cuales era uno también el mismo Profeta, quien habiendo dicho: ¿Acaso se olvidará Dios de ser misericordioso, ó detendrá en su ira sus misericordias? añadió (1): «y dije, ahora comienzo á vivir, esta mudanza es de la diestra del Altísimo » explícando sin duda lo que vaticinó, «acaso detendrá en su ira sus misericordias»; porque la ira de Dios también alcanza esta vida mortal, donde (2) «el hombre ha sido hecho semejante á la vanidad, y sus días pasan como sombra»; y con todo, en esta su ira no se olvidará Dios de usar de misericordia, haciendo «que salga el sol para los buenos y para los malos, y lloviendo para los justos y los pecadores»: y así no detiene en su ira sus misericordias, y particularmente. en aquello que expresamente declaró este Salmo, diciendo: «ahora prin·cípio. á vívir, esta mudanza es de la diestra del Altísimo», porque en esta vida llena de miserias y trabajos, «que es la ira de Dios, muda en mejor los vasos de misericordia; aunque todavía en la miseria de esta vida co.rruptible quede su ira, porque ni aun en su propia ira detiene sus misericordias. Cumpliéndose en esta conformidad la verdad de este divino cántico, no hay necesidad de que se entienda también allá, de donde han de ser atormentados eternamente todos los que no pertenecen á la Ciudad de Dios. Pero los que quieren extender esta sentencia hasta los tormentos de los condenados, por lo menos entienden de esta manera, que perseverando en ellos la ira de Dios, la que está anunciada al eterno tormento, no detiene Dios en esta su ira aus (1) Salmo, 76.

(2) Salmo 143.